Tuesday, June 10, 2008

Introducción. Capítulo 5. Mirta

Justo al salir de los recintos de la Orden, mientras caminaba por la ciudad ahora en duermevela, Nuán ya había decidido qué rumbo iba a tomar en su vida. Obstinado, con el ceño fruncido, llegó con rapidez a su casa. Los grillos cantaban bajo la tenue luz de la luna menguante. Cri Cri Cri, era un sonido que siempre le reconfortó y le ayudó a tomar las decisiones más drásticas en su vida.

Los ruidos de la noche.

Entonces, introdujo la llave de bronce y abrió la redonda puerta de madera, rodeada y cubierta por enredaderas. Entró y seguidamente se quitó los zapatos, como de costumbre. El pasillo por dónde empezó a andar estaba levemente iluminado por dos viejos candelabros, situados al principio y al final de este. Cada día Nuán encendía una barra de incienso de diferente olor, incienso natural de algún lugar específico. El pasillo siempre parecía destilar magia, cubierto por nieblas aromáticas de olores evocativos. Estaba todo decorado con estatuas de heroes, dioses y criaturas de casi todas las regiones del mundo Espiral, cada una de ellas diferente a la otra, y muchas muy poco conocidas por el resto del mundo. Algunas estatuas, producto de una extraña magia que él ni siquiera se atrevía a investigar, cobraban a veces vida y hablaban con viva voz.

Con los pasos amortiguados por la blanca moqueta, Nuán se dirigió silenciosamente hacia sus aposentos con el objetivo de prepararlo todo para la mañana siguiente. Y fue justo cuando abrió la puerta corredera de madera, cuando de repente se quedó parado mirando fijamente hacia la hoguera encendida. No podía dar crédito a lo que veía: una mujer alta, blanca como el mármol y con el cabello largo y pelirrojo que le llegaba a las caderas estaba sentada en el taburete enfrente de la hoguera. Llevaba un vestido largo acabado en una larga falda, un vestido negro como la más oscura de las noches, negro de pies a cabeza, sin encajes. Al ver a Nuán con la cara desencajada de la sorpresa, quizá pensando que le habían entrado a robar, echó atrás la cabeza y empezó a reir a carcajadas.

Nuán, con rapidez, se dirigió hacia un cajón cercano y sacó una espada corta.

-¿Qué diablos haces en mi propia casa?

-¿De veras que no me reconoces?

Nuán, sin soltar la espada, dió dos pasos hacia delante. La miró, y unos ojos embaucadores e intensos color turquesa le devolvieron la mirada.

-Si te reconociera, no habría tenido casi un ataque al corazón.

La mujer, con infinita paciencia, se levantó de su asiento y se acercó a Nuán moviendo grácilmente la cadera. Una vez estuvo solamente a un paso de él, juntó las dos palmas de sus manos y empezó a cantar.

-La lluvia cae purificando la sangre derramada. Oh Lasso, muere por tu amada con el último beso de tu verga.

Al instante Nuán dejó caer la espada al suelo.

-¿Mirta? No...no, es imposible, Mirta murió hace 2 años. Fuí a ver su tumba. Y lloré, lloré como nunca he llorado antes.

Sin mediar palabra, la mujer le abrazó. Nuán reconocía aquel abrazo y se estremeció.

-Mirta tuvo que engañaros a todos, pues decidió abandonarlo todo para ingresar en la sacrílega Orden de Varmal - le susurró la mujer, con dulzura y pesadumbre.

Nuán se separó de ella y la cogió de las manos sin poder reprimir que unas cuantas lágrimas aparecieran en sus ojos.

-Mirta....¡Mirta! ¡Dios mío, hoy fue un día nefasto pero...pero eso me ha dado renovadas fuerzas, es un milagro, Mirta...eres la luz oscura de mi corazón, me lo acabas de dar todo. Mi esperanza resurge... - Nuán no podía controlar sus sentimientos de alegría. Volvió a abrazarla, la besó en ambas mejillas y en la frente y, poco después, se sentaron uno junto a otro ante la hoguera. Nuán no podía contener su risa. Parecía un idiota.

-¡Mirta! ¿Tu sabes lo mal que lo pasé? ¡Éramos, somos, hermanos! Todo se vació dentro de mi. ¿Cómo...? Explícame por qué vuelves a mi de entre los muertos. Algo grave debe estar ocurriendo en este mundo.

-Bueno, dejemos las malas nuevas para más tarde. ¿Te parece? Este reencuentro lo he esperado durante estos dos años como la copa de Lera necesita el Cristal Celestial.

-¿Por qué no viniste antes? Seguramente te regocijaste mucho entre los hermanos de Varmal. La magia negra absorbe los corazones, según he oido contar.

-También dicen que la lujuria absorbe las ideas. Sé que tú me deseaste durante los años que estuvimos tocando juntos. Fueron los mejores años de nuestras vidas, nunca parábamos de componer, de tocar y de viajar. Simplemente no vine a ti porque las reglas de Varmal són muy estrictas. En fín, volviendo a lo de antes - Mirta acercó la silla a la de Nuán. Su perfume era muy extraño y fuerte, pero al mismo tiempo era muy sensual y afrodisiaco - ¿Por qué nunca me confesaste que me deseabas?

Nuán no esperaba aquella pregunta, y le incomodó sobremanera.

-No sé si recuerdas que mantenías un romance con un tal Flerin, un herrero que conociste durante uno de nuestros viajes.

Mirta se puso de nuevo a reir.

_Si tu no confesabas lo que sentías por mí, por algún lado tenía yo que ir. Yo no soy de piedra, aunque lo parezca. Necesito algo de amor.

Nuán se levantó, algo molesto.

-No entiendo por qué esperabas a que yo te confesara mis sentimientos si ya sabías que yo te deseaba.

-Hubiera preferido que fueras menos cobarde.

-¿Cómo?

Mirta se tapó la boca intentando disimular su risa, mientras que Nuán se levantó como un resorte e hizo ademán de pegarle una colleja amistosa.

Los dos siguieron hablando durante horas sobre el pasado, sobre las aventuras y desventuras que vivió el grupo de bardos al que ellos 2 pertenecían.
Recuerdos que Nuán ya creía enterrados volvían a renacer con nuevos ropajes, más bellos y desenfadados. Nunca hubo un día exento de anécdotas, sobretodo cuando eran contratados por una orden. Sus letras solían ser mordaces y repletas de ironía y humor, metiendo siempre el dedo en la llaga. ¡Que tiempos aquellos en los que más de una vez tuvieron que huir de un lugar por hacer mofa en una de sus canciones de algún jefe de orden demasiado susceptible!. Ella era la dulce cantante, él tocaba la flauta, y los otros 4 miembros los timbales, la guitarra, la mandolina y el violín. Los bardos en el mundo espiral no eran generalmente muy bien vistos por las órdenes, pues eran considerados caóticos e irrespetuosos. Sin embargo eran un mal necesario, pues al tener que viajar tanto eran también fuentes de información, muy útiles en la sociedad de entonces. Además, la mayoría de los pueblos llanos les tenían en alta estima. Los Lamentables habían creado una leyenda en torno a su historia. Ese era el grupo al que habían pertenecido Mirta y él, y lo curioso es que desde su disolución al morir (supuestamente) su cantante, los grupos bárdicos se empezaron a diluir. Los Lamentables dejaron una profunda huella en mucha gente y su desaparición ensombreció los rostros de decenas de miles de personas en el Mundo Espiral. Así fue como Nuán decidió llenar el vacío que le había creado la repentina muerte de Mirta y la disolución del grupo con el que había tocado tantos años. Y lo hizo entrando en la Orden de Hulen, de origen bárdico. Parecía que el pasado quería cazarlo de nuevo, y esta vez parecía muy difícil escaparse.

-Después de todas estas historias tan interesantes, creo que ya es hora de dejar las cosas claras, Mirta.

Mirta se levantó sin mediar palabra y, bajo la sorpresa de Nuán, se sentó encima de sus rodillas y lo rodeó con un brazo.

_Bien, ¿Quieres que empiece yo, verdad?

_Adelante. Dime antes una cosa. ¿Qué te hizo entrar en esa abominable orden?

Mirta soltó una risita y se acarició el pelo.

-No sabía que te interesaras tanto por mi. ¿Qué más te dan mis deseos y mis sueños?

-Pertenecer a la orden de Varmal es un delito. Podría denunciarte a la orden de Wail en cualquier momento.

_¿En serio? Podría contarte muchas cosas de la orden de Wail que te harían replantear toda tu filosofía.

Nuán acercó su cara a la suya, visiblemente enfadado.

_Lo único que sé es que tu orden promulga los sacrificios humanos, la guerra, los festivales orgiáticos con sangre, los estupefacientes y enseña la magia negra. Este es el Mundo Espiral y la armonía entre todos los seres del mundo es su esencia. El Caos solamente lleva a la destrucción y a la entrada de los Lamat. Aunque claro, lo más fácil es sucumbir al Caos, y tu siempre fuiste muy cobarde e impulsiva - Nuán se puso a reir_¡Ya somos dos! Dos cobardes unidos por el destino. ¿Qué te parece?

Mirta acarició el pelo de Nuán.

-Me encanta cuando te enfadas, estás mucho más atractivo - Mirta le dió un beso en los labios_Negar la oscuridad que hay en tí es un error. Yo hace mucho tiempo acepté la oscuridad y el caos que siempre amenazaban con manifestarse en mi. Siempre fui muy libre, pero constantemente me ponía barreras y limites. No sabes lo libre que ahora me siento, siento un inmenso regocijo dentro de mí pues no tengo la necesidad de reprimir nada. Nunca habrá orden en el ser humano, pues todos tenemos deseos oscuros en nuestro interior y tarde o temprano aparecen, quieras o no, y si no estás preparado te destruyen a ti y a los que te rodean.

Nuán empezaba a sentir el latido de la lujuria. Estaba sucumbiendo a aquel demonio anteriormente llamado Mirta.

-Todo esto está muy bien, pero debes responderme a algo esencial. ¿Por qué has venido a mi ahora, arriesgándote a que los de tu orden te castiguen?

Mirta se levantó, caminó tras su silla relajadamente y al fin abriendo las piernas se colocó encima de él, mirando hacia él, con una sonrisa abierta.

-Los Lamat acaban de entrar en Mundo Espiral, querido.

A Nuán le dió un espasmo de sorpresa.

-¿Có...Cómo diablos lo sabes?

-No nacimos ayer, Nuán. Alguien me contó que hoy tenías intención de abandonar la orden por un motivo bastante relacionado a la posible llegada de los Lamat.

-¿Cómo? ¿Hay alguien espiando mis pensamientos?

-No le hace falta, él es un mago de Wail con mucha intuición. Cuando me lo contó pensé inmediatamente: Vaya, Nuán nunca cambiará. Siempre serà el hombre bueno y honrado decidido a cambiar el mundo para bien. ¿Tenías pensado fundar una nueva orden, verdad?

Nuán, al contrario de lo que él mismo esperaba, no sé sorprendió.

-Fue Hyunde, lo sabía. ¿Qué le importa a Hyunde lo que yo haga y deje de hacer?

-Le importa mucho. Hace siglos que Wail está podrido por dentro y él ha decidido salir por su propio pie, alegando estar en una misión. Wail lo controla todo, todas las órdenes le rinden pleitesía. Ha pasado de ser la orden de los guardianes del Mundo Espiral a ser la Orden Suprema. Y ahora van a aprovecharse de los Lamat para poder controlarlo todo más a su manera.

-¿Por qué iba a creerme todo esto?

Mirta hizo una mueca sarcástica.

-No todos somos tan sabios como tú, maestro. No todos vivimos en una torre de marfil ni somos tan buenas personas. Yo de ti quemaría todos estos libros. Dentro de nada no los vas a necesitar.

Nuán echó a Mirta de encima suyo.

-¿Por qué iba a creerme a una bruja de Varmal? ¿Quien te crees que soy? Yo sé lo que quieres. Te has encaprichado conmigo y ahora quieres hacer de mi un brujo oscuro.

Mirta se puso a reir a carcajadas.

_En efecto, me encantaría que fueras como yo. Pero, ¿sabes cual es el problema? Que la orden de Wail sabe que tú eres un pequeño obstáculo para sus planes, eres un rebelde, Nuán, aunque tu mismo no te des cuenta, y van a venir a matarte. Hyunde así me informó y me lo creo. Los Lamat són una amenaza para tu libertad y para la mía. Luz y oscuridad desaparecen siempre bajo sus terribles hechizos. Una vez hayan realizado sus grandes matanzas y su poder oscuro se cierna sobre todos, una gran mayoría de gente se sentirá indefensa, con su futuro gravemente amenazado y se aferrarán a cualquier cosa. Y eso, Nuán, es una gran oportunidad para los poderosos. Serán mucho más manipulables, y luego los usarán para destruir a los pocos que podrían luchar contra ellos. Los Lamat también se alimentan de Caos, y el Caos se apodera de todo cuando la armonía entre luz y oscuridad se rompe. Cuando la gente pierde su propio destino, su propia individualidad, la mediocridad entra en sus vidas. La mediocridad es el verdadero Caos. Y ahora que las órdenes se han cerrado en ellas mismas, han sucumbido al poder y mantienen a las gentes apartadas, ahora es el momento ideal para la entrada de los Lamat. No les costará nada apoderarse de todas estas almas que ya casi han sucumbido a la ignorancia.

Nuán abrió la boca para responder, pero de repente se oyó un fuerte estruendo.

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