Tuesday, June 10, 2008

Capítulo 14. ¡Larga vida!

Después de haberlo guiado por espacio de unas pocas millas, al fín Melack y Lothan ascendieron una gran loma verde de una considerable altura hasta que llegaron a una extensa cima que se extendía como un gran prado rodeado de rocas que marcaban el inicio del descenso. Allí, unos jardines se hallaban justo en el centro, plantados con mucha hermosura y delicadeza, y retozando con su colorido bajo el Sol del mediodía. La espesura de los jardines escondían lo que estos guardaban en su interior y, por lo que podía escuchar, unas ténues voces se alzaban sobre el ínfimo viento, pero sin duda eran casi inaudibles. Pese a ello, una vez se internaron entre las madreselvas y siemprevivas, entre otras plantas y árboles, el enano empezó a escuchar entrechocar de armas, galopar de caballos, risas, cantos y gritos bélicos.

¿¡Qué diablos estaba pasando ahí atrás?!

Llegaron entonces, por un camino muy bien cuidado y empedrado, a un rojizo y pequeño puente que sorteaba un sonoro riachuelo. Al cruzar el riachuelo, solamente fue preciso pasar bajo unos pocos árboles más y llegaron, al fín, a una gran plaza central contruida de mármol y repleta de tiendas de colores. Lothan no podía dar crédito a lo que veía: ¡Cientos de hombres y mujeres se agrupaban alrededor de aquella superficie blanca como el marfil! Iban ataviados con armaduras, escudos, lanzas, arcos y flechas, jabalinas, entrenando y luchando entre ellos; y algunos se batían sobre caballos realizando justas en la parte anterior del gran patio con lanzas diseñadas con espirales de diferentes colores y formas.

-¿Qué significa todo esto? ¿De dónde diablos ha salido toda esta gente? - preguntó Lothan, mirando a Melack con los ojos abiertos como platos.

Melack se echó a reir, sin detener su paso, que ahora se dirigía hacia un sitial de piedra situado justo en el centro de la plaza, al que se accedía por unos altos escalones.

-Querido Lothan, llevamos cinco años esperando este momento, cinco años consiguiendo que mucha gente de Varmal abra los ojos. Estoy contento al observar tu sorpresa. Sin duda, significa que las cosas marchan bien - Melack, mientras hablaba, no parecía el mismo Melack que regentaba la posada. Su porte rezumaba una seguridad contagiosa hasta el punto de afectarle al propio Lothan. Entonces, una vez el archimago empezó a subir las escaleras, un increible clamor de jubilosos aplausos, silbidos y alabanzas se alzó sobre aquella gran planicie. Todos los congregados fueron lanzando sus armas al suelo uno a uno, como rindiendole pleitesía a la antigua usanza.

-¡Larga vida a Espiral! ¡Larga vida al mundo Feérico!

-¡Larga vida a Varmal y a las Órdenes!

Los jinetes, que ahora habían parado de batirse en justas, alzaban sus caballos sobre sus dos patas y gritaban alabanzas hacia Melack y hacia la libertad de Espiral. Aquel era un ambiente que emocionó mucho a Lothan, y que ya le iba despejando todas las dudas que tenía ante aquella secta que había nacido en el seno de Varmal. ¿Y si...no andaban tan desencaminados? Con su vista intentó encontrar a su amada, con agitación y sintiéndo que su corazón se regocijaba ante aquella explosión de coraje, de jovialidad, de honor y de lealtad; pero al estar todos tan apretados, no consiguió encontrarla entre la multitud. Pero estaba convencido que ella vendría hacia él en cualquier momento.

-¡Gracias a todos! - al escucharse la voz de aquel hombre, el silencio se impuso de forma casi inmediata y todos observaron al archimago con atención, con los rostros iluminados por el fragor de una cercana batalla. El interlocutor estaba de pie sobre el sitial, y su rostro se había tornado grave y serio, como si quisiera apaciaguar aquellos ánimos.

- ¡Yna! Aquí, como siempre, nos volvemos a encontrar y somos uno sólo de nuevo, un solo grito al viento en esta colina en dónde, antaño, los seres feéricos celebraban sus festividades y compartían sus sagrados alimentos, danzas, canciones y oníricas historias con nosotros, los humanos. Pero esos tiempos ya pasaron. Ahora solamente un silencio inquieto se extiende sobre nosotros. Como ya sabéis, la humanidad en el mundo Espiral corre un grave peligro, del que nadie es consciente excepto nosotros. Durante estas últimas semanas, a pesar del gran riesgo que esto en mi salud supone, he usado toda mi magia al límite y he mantenido reuniones herméticas con seres feéricos, los cuales ya rehúsan mantener contacto con nosotros en Espiral. Ahora mismo están reunidos en un cónclave, y es casi seguro que llegarán a un acuerdo de expulsión de la humanidad hacia el Mundo Ordinario por segunda vez en nuestra historia - un leve murmullo de desaprobación se extendió entre los presentes y Melack, apaciguándolos con unos gestos, siguió hablando con aquella voz profunda - Como todos sabéis, Agros, con su ruín corazón, junto con la corrupción de las Órdenes que pueblan Espiral encabezada por Wail, está desencadenando un segundo Exilio. Si esto ocurre, hermanos, al ser nosotros sus sueños, ¡Desapareceremos! - Melack propinó un fuerte puñetazo contra el respaldo del sitial - ¡Y todo por el hambre de poder, por la invasión de los Lamat y por la enorme traición y el tremendo homicidio de Agros! ¡Debemos volver a recuperar la esencia de las Órdenes Originales en Espiral para volver a tener contactos con el mundo feérico, como en los tiempos de antaño, cuando nuestra unión nos traía días de Ensueño, felicidad, armonía y amor! ¿Y cómo vamos a hacerlo?

Una voz varonil y airada se alzó sobre todas las demás.

- ¡Luchando por la esencia de Espiral! ¡Viva la humanidad y los feéricos, juntos de nuevo!

- ¡Viva! - contestó toda la multitud, en un grito uniforme.

- Bien dicho, Astaris. Hermanos, creo que ya estamos suficientemente preparados para pasar a la ofensiva. Si no lo hacemos ahora, ya no habrá vuelta atrás y nos despojarán de este, nuestro Mundo. ¡Ya basta de vivir en una farsa! ¡Basta de asentir y de seguir obedeciendo! ¡Ha llegado la hora de decidir por nosotros mismos nuestro futuro, que no es otro que devolver el ser humano a sus vínculos perdidos con la naturaleza y con los que nos soñaron! - el rostro del posadero era irreconocible, pues su rostro estaba congestionado por la emoción y la ira - ¡Mañana atacaremos! ¡Mañana venceremos!

Entonces todos, a la vez, como si hubieran obedecido a un mismo pensamiento, recogieron de nuevo las armas que habían lanzado al suelo y, volviéndolas a empuñar, las alzaron al cielo en un gran griterío bélico.

- ¡Espiral! ¡Espiral! ¡Espiral!

Lothan se frotaba los ojos para cercionarse que todo aquello estaba sucediendo de verdad. ¿¡Mañana!? ¿¡Atacar mañana?! No, aquello no era posible. O estaban locos, o algo muy grave de lo que él durante muchos años no se había percatado estaba sucediendo. Tuvo que sentarse en el suelo y llevarse las manos a la cabeza. Ya no estaba tan seguro que aquello fuera una locura...¿Había estado viviendo en una mentira, engañado, vejado y despreciado por su Señor al que siempre le había debido lealtad?

El archimago volvió a pedir calma para poder seguir con su discurso, pero ahora ya no era tan fácil pedir silencio. Unos murmullos excitados se sucedían por doquier, y algunos rehusaban bajar sus armas, que mantenían al aire con una sonrisa y unos ojos repletos de hambre de gloria y de libertad.

-Mañana atacaremos en el momento más oportuno. Ellos siguen siendo más que nosotros, pues las redes de Agros siguen siendo muy fuertes, pero nosotros tenemos a favor el factor sorpresa. Parte de la infantería atacará por la parte delantera del Gran Palacio, mientras se lleva a cabo la ceremonia de adhesion a Varmal de Lúne. Mientras tanto, el resto de infantería quedareis agazapados en el bosque y también la caballería. Cuando veáis que la lucha da comienzo, vosotros atacareis por los flancos, rodeando al enemigo. Aunque sean más, caerán como moscas, os lo aseguro. No se esperan tal ofensiva - al escuchar de nuevo vítores, con un gesto de impaciencia mandó de nuevo callar a aquellos apasionados guerreros - ¡Recordad! ¡Lúne debe ser secuestrado...con vida! Por motivos que aún desconocemos, Agros está tratando de manipularle y de convertirlo en su brazo derecho, aplicándole conjuros que pueden arruinar su vida y la de muchos. ¡Mañana todos nos reuniremos en secreto en la Cabaña del Vigía, no quiero errores ni pasos en falso! ¿Entendido?

Un Sí rotundo se personó entre aquellas vistosas tiendas, un Sí victorioso.

- Y ahora, sin más dilación os presento a uno de nuestros nuevos miembros, que, aunque aún no se ha decidido a dar el paso, debéis ayudarle a ello con vuestra amabilidad y vuestros buenos y bravos corazones - se produjo un nuevo silencio y, de repente, señaló al enano con la mano, de una manera que rozaba la reverencia - ¡Hermanos! ¡Con nosotros tenemos a Lothan! ¡Al gran artista e intelectual Lothan Lewick! ¡Recibidle como se merece!

¿Cómo? ¿Qué pintaba él allí? ¿Para qué diablos les era útil? Mientras se intentaba hacer más preguntas, de repente, los que le rodeaban lo cogieron en volandas y se lo llevaron hacia el sitial dónde estaba sentado Melack, el cual, discretamente, bajó las escaleras y se retiró. Justo después, el desconcertado enano ya se hallaba sentado en aquel alto sitial, desde dónde podía observar la colina en toda su inmensidad y la marea de guerreros y guerreras que poblaban la planicie y lo miraban con interés y lanzándole gritos de apoyo.

-¡Lothan! ¡Que hable Lothan! - era uno de los gritos más usados.

En una veintena de años, jamás se había sentido tan querido. Había pasado aquellos cinco últimos años totalmente apartado, marginado en un bosque sin hacer nada más que ir, de vez en cuando, a la Cabaña del Vigía, o a dar paseos aburridos por los bosques que le rodeaban. Sí, Agros le había vejado y le había retirado, como a un mueble viejo el cual no sabes dónde colocar. En el fondo siempre había sabido que Agros le había rechazado, porque dentro de la Fortaleza, por alguna razón que a él se le escapaba, ya no le era útil. Ya nunca más había vuelto a escribir, a pintar y a indagar sobre la historia y mitos de Espiral. Todo aquello se había desvanecido, era una luz menguante que iba apagándose e iba trocándose con la noche más oscura. Estaba desapareciendo y él lo había aceptado. En cambio allí, incomprensiblemente, fuera por la razón que fuera, era muy querido. Entonces, sin querer, esbozó una sonrisa y se aclaró la garganta.

- Sinceramente, aún no sé exactamente en qué puedo ser yo útil para ustedes. Sólo quiero deciros unas cuantas cosas que tengo en mente desde hace unos días - el enano balanceaba los pies, nervioso, y se rascaba la barbilla, buscando las palabras más apropiadas - Que he estado desperdiciando mi vida en una Órden a la que creía el estandarte de la Libertad y del Conocimiento. Durante toda mi vida mi mayor objetivo ha sido volver a los tiempos de antaño, cuando los feéricos y nosotros nos dábamos la mano y no pensábamos en diferencias, en guerras ni en divisiones. Y...- carrespeó- he comprendido que la orden de Varmal solamente busca lo mismo que los demás: poder. Quiero daros las gracias por haberme abierto los ojos, y por hacer que vuelva a confiar en algo, en tener fe por algo y en querer luchar y morir por algo - al pronunciar aquel "algo", entre la multitud vió de repente como unos ojos violeta, llameantes, se hallaban clavados en los suyos, con una enorme satisfacción y un amor desbordante. Era Ella. Sí, aquello por lo que luchar, aquello que le había hecho volver a confiar, a creer y a soñar.

Un aplauso entusiasta se extendió por todo, y otra vez, las espadas, las lanzas y los arcos se alzaron sobre las cabezas. La gente coreaba su nombre, pues todos sabían lo importante que era que un personaje de aquella talla, olvidado por la falsa Orden, les apoyara y se involucrara en el nuevo Varmal.

Melack, acto seguido, se colocó, subiendo al estrado, a su lado y le abrazó con dulzura y con una gran sonrisa de oreja a oreja.

- Declaro a Lothan Lewick, bajo juramento de sangre, que a partir de este día se convertirá en el Consejero de Varmal, llamado simbólicamente Druida, recordando aquellos desaparecidos sabios del Mundo Ordinario que siguieron creyendo en el Retorno. ¿Estáis de acuerdo con el nombramiento?

Todos estallaron en aplausos y en un gran júbilo, y así, no hizo falta sondear la opinión de los presentes.

- ¡El enano más virtuoso de Espiral! - gritó uno, arrancando carcajadas de todos los que le rodeaban.

- Entonces procedo a este Juramento - al decir aquello, Melack se sacó una daga de dentro de su túnica y se abrió una pequeña herida en la muñeca. Hecho aquello, extendió su sangre sobre el cabello del enano - ¡Lothan es nuestro nuevo Druida! ¡Viva Lothan el Druida, viva Varmal y viva Espiral!

El enano, en un acto reflejo, alzó los brazos con gran regocijo, recibiendo una vociferante ovación. Aquel había sido el día más feliz de su vida.

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