Tuesday, June 10, 2008

Capítulo 1. Lúne

Una enorme fortaleza escondida entre innumerables montañas aparece de repente en medio de un enorme valle. El Secreto en qué se yergue la Orden es como una música silenciosa jamás oída, como un conjuro dormido en los brazos de la eternidad. Esta fortaleza es una especie de castillo gigantesco con una torre enorme de 200 metros de altura justo en el centro, una torre que tiene forma de espiral. La torre es el centro neurálgico de la Orden. El resto de edificios que conforman el conjunto són una serie de pequeños palacetes de piedra en dónde se realiza la enseñanza para posibles futuros miembros.

La Orden ya mencionada no tiene nombre, pero se puede decir que básicamente pertenece a la sacrílega y prohibida Orden de Varmal, comunmente llamada "la orden del mal", manteniendo una casi absoluta libertad respecto a ella excepto en el hecho que los guardianes armados de la Orden són casi todos de Varmal, la única Orden que se mantuvo alejada de los Lamat después de la gran catástrofe. Nuán, el actual jefe de la Orden y director del Colegio, consiguió convencer a la orden oscura de Varmal para que le cedieran la gran fortaleza con el objetivo de crear una nueva Orden Libre, un centro de sabiduría que en un futuro debería hacer frente al resto del mundo espiral, ahora controlado por las luchas de poder y por los Lamat, los cuales han conseguido expandir la desesperación y el miedo en todas las gentes, privándoles de un futuro y de un destino propio. A cambio de ceder la fortaleza milenaria de Varmal, estos pueden tener el control militar sobre la zona y un cierto grado de influencia en las decisiones que se toman en el seno de la nueva orden. También existe una asignatura llamada "Varmálica", impuesta por los miembros de la orden para que los niños se familiaricen con los ritos, tradiciones y conjuros de Varmal.

Está nevando copiosamente mientras los niños y las niñas acuden en número reducido a las clases, con un uniforme negro con ribetes carmesí. Los juglares se pasean alegremente por los bosques que rodean la gran construcción, cantando canciones divertidas a los niños abrigados y deprimidos por el hecho de tener que ir a las clases con tan mal tiempo.
Uno de los juglares tiene una gran audiencia de estudiantes a su alrededor. Acaba de ponerse una máscara que parodia al profesor de Historia Espiral, un hombre mayor con barba, la cara poblada de arrugas, calvo y con muy malas pulgas. El juglar finalmente se dirige a dos niñas que andan distraidas por el camino.

-¡Decidme en qué año fue creada la primera Orden!

-Ehm...tenemos prisa, llegamos tarde.

-¡Excusas! ¡No lo sabeis! ¡Tendré que castigaros con ese palo!

El juglar saca una pequeña rama de roble bajo sus ropas y empieza a perseguirlas. Risas y humo producido por el frío se elevan hacia el cielo mezclándose con los copos.

El Triángulo metálico resuena en todo el valle, llamando a los estudiantes y advirtiéndoles del comienzo de las clases. Todos se apresuran y corren hacia sus respectivos edificios. Un joven delgado, de piel pálida y cabellos negros y ojos grises llamado Lúne se dirige tranquílamente hacia el edificio más antiguo de la Fortaleza, hacia los grandes portales de madera decorados y tallados con todo tipo de bestias infernales. Justo antes de entrar se detiene y alza impasible los ojos hacia las antiguas gárgolas con forma de Lamat con las fauces abiertas como advirtiendo a los que vienen de fuera del paso terrible que están a punto de dar al entrar en el palacio. Esboza una sonrisa, se mete las manos en los bolsillos fríos de su negro uniforme y sigue adelante, mientras algunos estudiantes más siguen pasando a su lado, con el aliento entrecortado intentando llegar puntuales. Justo al traspasar el umbral del palacio, inmediatamente se alza una escalera de innumerables escalones de mármol. Con lentitud las sube, dejando que el olor a humedad de la piedra le invada el corazón.

Cuando por fín termina de subir, se encuentra con la Puerta del Abismo, una puerta cubierta por un espejo de importante grosor. Se mira en el espejo, cosa que normalmente suele evitar o bien cerrando los ojos o bien pronunciando la palabra clave con extrema rapidez. Pero hoy tiene curiosidad y decide mirarse en él. Se observa y se ve reflejado tal y como es él, pero sus ojos están extrañamente inyectados en sangre, como si un fuego ígneo estuviera encendido en sus córneas. También una especie de niebla empieza a cubrir todo su cuerpo, y siente de repente una presencia incómoda tras su espalda. Un intenso escalofrío recorre su espalda, hasta que no soportándolo más pronuncia la palábra clave para acceder al interior del Palacio. "Féntar". La puerta se abre hacia afuera.

Al entrar en Palacio, Lúne vuelve a experimentar una sensación parecida a la que tuvo la primera vez que entró en él, una sensación de abrumadora calidez temerosa difícil de explicar. Se encuentra en un corredor circular, abovedado, que da la vuelta a un gigantesco patio ajardinado de unos 3 km2. La nieve cubre toda la vegetación, desde los robles y fresnos que rodean la fuente hasta los arbustos más pequeños e insignificantes. A Lúne le encanta la armonía que le produce la caída incesante de la nieve, la pureza relajante y tierna de esta como si con su solo beso consiguiera hacer soñar hasta las cosas inanimadas.

Se asomó al balcón de piedra, el cual estaba esculpido gracilmente con gran diversidad de adornos vegetales y animales. Melancólico, apoyó los codos sobre la piedra, los puños en las sienes, y empezó a pensar sobre cosas de las que realmente estaba bastante cansado de pensar. ¿Por qué no podía ser como los demás y hacer una vida de estudiante común, feliz con lo establecido y con ilusión puesta en el futuro? Pero...¿Qué futuro? Mientras sus ensoñaciones se hacían cada vez más complicadas y oscuras, la tormenta de nieve se iba haciendo cada vez más fuerte y severa, como si la naturaleza, de alguna manera, compartiera sus preocupaciones. De repente, una mano se posó con fuerza en su hombro derecho. Se giró. Era lo que esperaba.

-Estoy convencido que sabes que deambular en solitario sin ir a clase conlleva a ciertos castigos, ¿verdad Lúne?

Era uno de los numerosos guardianes de Varmal que hacían guardia dentro del edificio. Lúne lo miró con ojos gélidos, de un color grisáceo que parecía provenir de unas nubes cargadas de hielo.

-Perfectamente.

El guardián lo cogió del brazo.

_Me da igual que representes la asignatura de Varmálica en el consejo de estudiantes - el joven llevaba un distintivo con el escudo de la orden de Varmal en el pecho - La próxima vez que te vea incumpliendo las normas lo vas a lamentar, niño.

_Oh, no me digas. ¿Es un trato de favor? ¿Debería estarte agradecido?

El guardia le apretó con la mano el brazo con fuerza y se lo llevó escaleras arriba hasta la tercera planta, donde se estaba impartiendo la clase de Historia Espiral. El guardia, quizá vengándose de las palabras insolentes que le había brindado aquel chiquillo, entró con él en clase sin dejarlo de sujetar. El profesor, que en aquel momento explicaba la historia interminable y cíclica de los seres feéricos, tuvo que interrumpir su explicación.

-¡¿A qué se debe esta interrupción?! ¡Espero y deseo que sea algo lo suficientemente importante como para ser más importante que la historia!

El guardia soltó a Lúne y lo empujó en dirección al profesor.

-Ya casi parezco su madre_bromeó su captor, con voz ronca y espesa, y dicho esto salió del aula con zancadas largas y firmes.

Toda la clase rió por lo bajo.

-¡Callaos!_gritó el profesor calvo y de barbas blancas, entornando los ojos de forma amenazadora. Todos callaron y en seguida se hizo el silencio. El profesor se giró hacia Lúne con la misma ira y el mismo odio hacia él de siempre.

-¡Lúne! ¿Te crees superior o diferente haciendo lo que haces? ¿Sabes lo que eres Lúne? ¡¿Quiere que te lo diga?! - el anciano enrojeció.

_No prosiga: soy tonto, necio y mequetrefe. ¿Ya le basta? ¿O quiere decirme algo más?_dijo Lyres, sonriendo levemente y mirando hacia los enormes ventanales que daban hacia las montañas totalmente nevadas del sur.

_Te diré algo más, por supuesto. Te aseguro que como vuelvas a reirte de las normas sagradas de este ancestral lugar, haré todo lo posible para que seas expulsado. ¿Quien te has creido que eres? ¡No eres nadie! ¡Estás aquí para aprender, ignorante!

El muchacho hizo caso omiso a las palabras agresivas y severas del profesor y se dirigió hacia los ventanales, cruzándose de brazos.

-Nadie impedirá la llegada del invierno. ¿No es precioso el espéctaculo de la naturaleza, que sigue su curso a pesar de todo?_ Lúne se giró hacia toda la clase, guiñandoles un ojo y sin perder en ningún momento su bonita y suave sonrisa, mezclada con un perverso toque de sarcasmo.

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