Wednesday, July 2, 2008

Capítulo 18. Espiral prevalece.

Todos, incluso Anie, la cual había vuelto a la vera de Yume para acariciarle la espalda con cariño, se habían sorprendido ante las palabras de Lúne, cargadas de poder y esperanza. Parece mentira, una gran paradoja, pero... ¡Qué fugitivos són los sentimientos cuando uno se halla en una situación límite! Ahora todos habían dejado de quejarse y de llorar, y se habían dispuesto alrededor de Nuán y Lúne, los cuales empezaron a diseñar estrategias y a pensar en su futuro inmediato. Lúne, con su dedo índice, dibujó una gran Espiral en el suelo liso y rocoso de la cueva y, mientras les hablaba, les miraba con tal determinación y tanta energía que había empezado a obrar un milagro: que todos de nuevo sintieran como su sangre corría por sus venas, como su vida había vuelto a cobrar importancia a pesar de su desesperación.

-Lo primero que debemos tener en cuenta - espetó Lúne - es que los Lamat tarde o temprano, a pesar de nuestra privilegiada situación en esta bien escondida cueva, nos encontrarán, pues poseen sentidos que los seres humanos no poseemos y que les ayudan a sentir nuestra presencia a pesar de no poder vernos y de no gozar, en la mayoría de veces, de ojos.
El sólo hecho de salir de aquí y de dirigirnos a otro sitio, siento decirlo, pero llamará su atención y seremos perseguidos sin tregua hasta nuestro destino.

Hubo un tenso silencio provocado por el miedo irracional que se desprendía de los cuerpos de los presentes. Lúne lo sintió y empezó a hablar imponiendo una voz muy musical y sencilla, adornándola con un toque de tenacidad y fuerza.

-Yo he perdido a mis seres queridos, como casi todos vosotros, y comprendo cómo os sentís. Os sentís enjaulados, solos, perdidos y acechados por la muerte. Sin embargo, aún estáis vivos y ahora se os ha dado una última oportunidad: la oportunidad de resistir y de escapar hacia otros horizontes y de luchar por este Mundo cuando llegue nuestra hora. No debemos ser esclavos de nuestros miedos, pues el miedo es nuestro mayor enemigo: tiene más fuerza y tenacidad que un Lamat, y nos amenaza con no abandonarnos jamás - mientras hablaba andaba de izquierda a derecha, como si de un general de ejércitos se tratara. Hasta él mismo se sorprendía, pero la verdad es que desde que Agros había muerto, a pesar del dolor que le producía, en el fondo de su alma, la pérdida de sus padres y el estado en qué había quedado Yume, le ardía un fuego extraño, un fuego multicolor que le animaba a seguir luchando y a querer cambiar, por primera vez en su vida, su entorno, más que a sí mismo - Propongo que nos dirijamos al Nor-oeste, hacia las enormes y rosadas piedras de granito que hasta hoy, junto con la magia protectora de Agros que desapareció por culpa de su contraconjuro y que, creemos, desencadenó la entrada de los Lamat, como ya os explicó Nuán, encierra nuestra ya desprotegida y vulnerable Fortaleza. Creo que es el mejor sitio para huir de aquí con éxito, dónde los Lamat tienen menos posibilidades de cogernos, pues aquellas montañas poseen cientos de recovecos y bosques sombríos que las rodean. Además...

El joven se había acordado de las últimas palabras de Agros: "las piedras rosadas". Era obvio que se había referido a las montañas de granito, las únicas existentes quizá en toda Espiral, unas montañas nunca frecuentadas por nadie, pues albergaban muchas historias y leyendas sombrías, ninguna de ellas agradable. Pero, siendo realistas, era la vía más segura para evitar a los Lamat y despistarlos, pese a ser también muy peligrosa debido a sus formas escarpadas y a sus irregulares y confusos senderos, no hollados en decenas de años, o quizá centenares, quién sabe. Pero...¿habría algo más allí que Agros le quisiera revelar en su momento?. Era extraño que el archimago ya fallecido solamente se hubiera interesado por ellas simplemente por su configuración que permitía una huída en secreto. No, tenía que haber algo más, pero ¿Qué? ¿Más sorpresas le esperaban, más aún? Ya estaba harto de las sorpresas. Él solamente quería salir de allí, de aquella prisión a merced de los monstruos feéricos que solo tenían una idea en la cabeza: la expulsión de los seres humanos de Espiral.

-Bueno, ya no tengo más que decir - había dejado aquél "Además..." en el aire, lo cual dejó a todos sedientos de saber a qué quería referirse - Cedo la palabra a nuestro director, Nuán.

El aludido, vestido con su túnica grís, se acarició sus propios cabellos caoba con lentitud, mientras reflexionaba sobre lo que iba a decir. A pesar de que aún su corazón estaba destrozado por infinidad de razones, también se sentía ligeramente animado por las palabras llenas de fuerza y esperanza de Lúne, viniendo además de alguien que había sufrido tanto y de las maneras más injustas y terribles. Aún a pesar de todo, mantenía aquella actitud de rebeldía y aquello le hubiera dibujado una leve sonrisa si no fuera porque estaba ante tanta gente que había perdido todos sus sueños en un abrir y cerrar de ojos.

-Después de haberlo reflexionado con prudencia y serenidad, estoy convencido que el camino propuesto por Lúne es el único que tiene garantías para poder esquivar y despistar a los Lamat, los cuales se pueden contar por miles. Sinceramente, sin la idea de Lúne jamás hubiera tenido en cuenta ese camino para poder huir de aquí, ni siquiera sé si hubiera tirado la toalla y me hubiera desesperado - fue hacía el joven miembro de Varmal y le acarició sus cabellos, ahora sí sonriendo ligeramente - En estos momentos la confianza es nuestra única aliada, queridos hermanos. Y este joven nos la ha brindado, así que espero que, si todo sale bien, perdonéis sus acciones que, aún así, no fueron deliberadas. Te doy las gracias por tu vitalidad, Lúne, por saber superar tu tristeza y tu oscuridad y ofrecernos esta luz a nosotros. En media hora partiremos, así que debemos organizarnos- hizo una pausa, para tragar saliva, y le dió más énfasis y claridad a su voz, para que fuera escuchado en unas últimas palabras cruciales - Nos dividiremos en dos grandes grupos y, si somos capaces de superar las antiguas montañas de granito, nos volveremos a ver todos en el pueblo de Tzut, el más cercano a Fortaleza como todos sabéis, situado al sur-oeste, a 5 km de ella. Allí entre sus ruinas permaneceremos escondidos y trazaremos un nuevo plan.

Lúne, con serenidad, desenvainó la espada y se apoyó en ella mientras se volvía a dirigir al nutrido y, ahora, nervioso y ansioso grupo que le rodeaba con constantes murmullos y susurros. Sin embargo, ahora le miraban de otra manera, y, al ver que les volvería a hablar, le escucharon con atención, deseando oirle y recibir más de su renovada y grandiosa energía que emanaba de sus palabras.

-Ambos, Nuán y yo, sabemos cómo hacerlo para llevaros fuera de la Fortaleza, no os preocupéis. Nuán os dirigirá por el bosque de Urun hacia el norte. Una vez lleguéis a las inmediaciones de la frontera del Norte delimitada por los valles de Kult, os llevará por las florestas evitando así, lógicamente, los caminos. Por mi parte yo os llevaré por el bosque de Lar, dirigiéndonos al Oeste hacia la frontera y luego una vez allí hacia el norte, por los marjales de Bastim. Así, yendo todos separados, podremos despistar con más facilidad a los Lamat. Mañana por la mañana estaréis a salvo y, a pesar de no estar aún fuera de peligro, tendremos una infinitamente mayor libertad de movimiento y de decisión para, finalmente, hallar un sitio dónde poder vivir en paz. ¿Entendido? - dijo, sonriendo y guiñando un ojo - Haré todo lo posible para intentar que confiéis en mí. Que hagan un paso adelante los que quieran ir con Nuán.

Con la cabeza gacha, todos dieron un paso adelante, lo que arrancó una amplia sonrisa en el rostro del joven.

-Entonces lo tendremos que echar a suertes, me temo - añadió, encogiéndose de hombros.

Una vez todos hubieron pasado por aquel sorteo, finalmente se delimitaron los grupos. Yume y Anie iban con él, lo cual no había sido precisamente por una casualidad. Pese a que tenía que haberse hecho con ecuanimidad, Lúne eligió el grupo dónde estaban englobadas ellas dos: había prometido que cuidaría de Yume, pasara lo que pasara.

Al saber que tendría que soportar el tener que viajar, entre muchos peligros y posibles decisiones drásticas, con su mayor enemigo, Anie se dirigió a él con el rostro ligeramente congestionado por la vergüenza.

-Lo siento por todo lo que te dije antes. En realidad, pese a todo, no deseo tu muerte, pero jamás te perdonaré lo que le hiciste a Yume.

Lúne asintió, comprensivo, a lo que le acababa de decir.

-Está bien, te entiendo. Sólo quiero que, mientras dure esta aventura, seamos dos compañeros de viaje más, a pesar de todo el odio que albergas hacia mí.

Finalmente, después de todos los preparativos adicientes, ambos grupos se dirigieron
hacia sus respectivos caminos todos con un único objetivo: dejar la Fortaleza a sus espaldas, para siempre.

Espiral prevalecía.

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