Friday, October 10, 2008

Cuento de hadas. El Viajero. Capítulo 1. Parte 2

-¿Por qué te empeñas en querer recuperarme de mi condición de perdedor y de desfasado, mi querida flor invernal?

Elrik y Aya se hayaban tumbados en un prado que ahora estaba iluminado con gran fulgor e intensidad por las numerosísimas estrellas que poblaban el firmamento. Elrik la miraba repleto de una mezcla entre sarcasmo y dulzura difícil de clasificar. Sus ojos entrecerrados estaban cansados y parecía que una sombra se había apropiado de su rostro desde que volviera de su Viaje.

Aya sonrió y se tumbó encima de él, colocando su cabeza contra su pecho y acariciándole los hombros con sus pálidas manos.

-Eres un iluso y un tonto, pero aún así eso es lo que realmente me gusta de tí.

Elrik la besó rodeándola con sus brazos, pero al cabo de poco tiempo se separó de ella y se echó a un lado, con cierta frialdad. Su semblante se había vuelto serio, y con su mano izquierda acariciaba las húmedas briznas de hierba que crecían en todo su alrededor.

-A veces me pregunto por qué no puedo hacer una vida normal, olvidarme de los humanos para siempre como habéis hecho todos aquí. Aunque en verdad, es algo mútuo - hizo una pausa y volvió a girarse hacia ella, encogiéndose de hombros - Quizá no te creas todo lo que te he contado sobre los Lamat y los designios oscuros que se está forjando en lo más profundo del alma humana. Los Viajeros existimos para mantener la armonía entre los Mundos. El Olvido nos llevará a la destrucción.

Aya se levantó y se estiró, ahogando un bostezo y aburrida de escuchar todas aquellas palabras que, al parecer, le eran tan familiares. Se alisó los cabellos con una mano y posó su mirada en las brumas que flotaban entre aquellos ancianos robles.

-Si quieres que te refresque la memoria, fueron ellos, los humanos, que nos obligaron a cerrar los Portales.

Elrik también se incorporó y dió unos cuantos pasos hacia la espesa bruma, inhalándola con profundidad y llenando sus pulmones con el vapor de agua que provenía de los Mares Esmeralda y que le devolvía, así, la energía feérica que había gastado con aquel largo y peligroso viaje al Mundo Espiral.

-Si quieres que te refresque la memoria, mi amada Aya, los humanos són nuestras creaciones, són nuestros sueños, y si ellos están corruptos es porque algo está fallando en nuestro Mundo. ¿Es tabú criticar nuestras tierras tan perfectas e inmaculadas? - preguntó, pronunciando aquellas dos últimas palabras con un énfasis irónico y amargo - Si los Lamat deciden expulsar a los humanos de nuevo, esta vez actuando ellos solos sin nuestra directa participación, se volverán ambiciosos y codiciosos, reclamarán una recompensa por haber echado a los humanos, y entraremos en un horrible Desequilibrio, en nuestro propio mundo alejado de preocupaciones, que podría llevar a nuestra destrucción. ¿Sabes cuál ha sido nuestro mayor error, mi pequeña princesa? - añadió, volviéndose hacia ella y frunciendo ligeramente el ceño.

-¡Oh, ilúmineme, mi decadente y sabio príncipe!

El Viajero resopló ante la actitud frívola de la mujer y se dispuso a acariciar uno de aquellos robles con suavidad y con ojos melancólicos y perdidos.

-Haberlos dejado solos, a su merced.

-No me digas...¿Y no fueron ellos los que primero nos abandonaron a nosotros con sus guerras absurdas y sus luchas por el poder, o es que tanto viajar entre humanos te ha hecho perder la razón?

Elrik se sacó de su bolsillo aquella botellita con la luz de las estrellas irradiando en ella y, ante la estupefacción de la joven, la apretó con fuerza con su mano derecha y la rompió, provocándose así unos cuantos cortes en su palma.

-¡Por todos los mares! ¿Qué se supone que estás haciendo? - exclamó.

-Mientras no creamos en nuestros sueños, albergar algo tan precioso es un insulto.

Dicho esto, el hombre dió media vuelta y desapareció en la espesura de las brumas.

-Dale recuerdos a mi Señor, es decir a tu amado, de mi parte - espetó, cuando ya su silueta no era más que era tenue sombra en el interior del bosque.

-¡Elrik! ¡Vuelve! ¡Yo no quería...!

Pero ninguna respuesta le fue dada de vuelta.

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